es la probabilidad de ser golpeado por un meteorito en cuyo trayecto hayas tenido la mala suerte de entrometerte.
Al menos según los cálculos realizados en 1997 por Christian Gritzner, del Centro Aeroespacial Alemán. Pero claro, las estadísticas están para cumplirse y la mala suerte quiso que el 30 de noviembre de 1954 Ann Elisabeth Hodges se convirtiera en el único caso bien documentado de un ser humano golpeado directamente por un meteorito que caía hacia la Tierra.
|+info: National Geographic
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