El Dr. Laënnec estaría tremendamente orgulloso de ver cómo en sus casi 200 años de historia, su pequeña creación, el estetoscopio, ha sabido evolucionar para mantenerse a la vanguardia de la semiología clínica. Un invento que nació por el pudor que le causaba a su creador pegar el oído a los pechos de las pacientes y ha sabido incorporar la última tecnología para amplificar y mejorar la calidad del sonido. Y quién sabe, quizás en el futuro incluso trabaje sólo.
Los estetoscopios de última generación han llegado tan lejos que según un reciente estudio estarían a la altura del angio-TAC para el diagnóstico precoz de la enfermedad coronaria. Con una sensibilidad del 89,5% para obstrucciones mayores del 50% de la luz de las arterias pericárdicas, aunque una especificidad muy baja.
La herramienta utilizada, un Analizador Sonoespectrográfico Cardíaco (CSA), aprobado desde 2003 para su uso, permite diferenciar micro ruidos causados por las turbulencias de la sangre al atravesar un espacio estrecho dentro de las arterias coronarias.
Por supuesto, la principal ventaja de esta herramienta es su rapidez y ausencia de procedimientos invasivos asociados, tal y como destacan los autores en The American Journal of Cardiology. Además, su uso ambulatorio e incluso desde atención primaria lo hacen muy generalizable.
Según explican los autores, la baja especificidad se debe, en parte a un grupo concreto: los hombres de pelo en pecho. En fin, la próxima vez que hagamos un estudio con fonendoscopios digitales, que no nos pille sin cuchillas de afeitar.
| + info en el artículo de The American Journal of Cardiology
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