Una monitorización con aparatos no invasivos y continua. Eso es lo que todo médico desearía poder llevar a cabo con sus pacientes para ajustar el diagnóstico y tratamiento de muchas enfermedades a niveles muy superiores a los existentes. Los científicos lo saben, y están trabajando en ello.
Para muestra, un botón. Un equipo multidisciplinar que incluye investigadores de la Universidad de Illinois en Urbana/Champaign y el Instituto Nacional de Bioingeniería e Imagen Biomédica (NIBIB) ha desarrollado una nueva forma para alcanzar este objetivo: una sofisticada "piel electrónica" que se adhiere de forma no invasiva a la piel, adaptándose a la forma y el contorno de la misma y que es capaz de proporcionar una mapa detallado de la temperatura de cualquier parte del cuerpo.
La matriz del sensor de temperatura es una variación de una tecnología ya conocida (y que os anunciamos en 2011), originalmente desarrollada en el laboratorio del profesor John Rogers en la Universidad de Illinois, llamada epidermal electronics (electrónica epidérmica), que consiste en pequeños componentes flexibles y ultrafinos, que recuerdan por su aspecto al tatuaje que representa un circuito electrónico.
Los componentes forman dos tipos de sistemas. El primero consiste en una serie de sensores de temperatura que se basan en el coeficiente de temperatura de la resistencia eléctrica, en pequeñísimas (50 nm de grosor y 20 μm de anchura) trazas serpentinas de oro. El segundo está construido a partir de una serie de sensores, basados en diodos PIN (estructuras finísimas de tres capas, con material semiconductor) diseñados a partir de nanomembranas de silicio. Los aparatos pueden ser usados como sensores de temperatura, y como micro-calentadores locales, o como ambos simultáneamente. Los sensores se compararon con el "gold-standard" de la detección de temperatura, los sensores infrarrojos, y los resultados fueron prácticamente idénticos. También investigaron como el cambio del flujo sanguíneo a través del brazo podía alterar la temperatura de la piel, y ver si los sensores experimentales podían detectarla. Ambos sistemas (los infrarrojos y el experimental) dieron resultados similares.
Se inventa así una nueva herramienta rápida de monitorización de la temperatura, una nueva vía potencialmente utilizable para cribados de algunas alteraciones como la diabetes o enfermedades cardiovasculares. Y esto es sólo el principio. Sus diseñadores afirman que se podrán incluir diferentes sensores que indiquen los niveles de glucosa, oxígeno, recuentos celulares de series rojas y blancas, o niveles de una determinada medicación en la sangre en cualquier momento. Y todo esto, con un coste muy bajo.
|visto en nibib
Muy interesante, me ha gustado mucho. Parece que el futuro de la medicina no pinta mal. No obstante, ¿se sabe si produce toxicidad o rechazo? ¿O aun se está investigando?
ResponderEliminarMuy interesante, me ha gustado mucho. El futuro de la medicina parece que pinta bien. Una duda; ¿se ha visto si este nuevo método puede provocar algun tipo de toxicidad, reacción alérgica o rechazo?
ResponderEliminarAún no se ha descrito ninguno, pero teniendo en cuenta que se conocen reacciones de hipersensibilidad a los componentes que forman el dispositivo, supongo que es posible, aunque muy raro.
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