La moda de lo portátil y de la inmediatez nos está llevando cada vez más a la realización de pruebas diagnósticas por parte de los pacientes. Y es que siguiendo el concepto del paciente empoderado, nacen herramientas que ponen a disposición del público técnicas hasta ahora indicadas exclusivamente por el médico.
Hablábamos hace poco de los detectores portátiles de gluten y nos planteábamos cuestiones acerca de su utilidad real y su costo-beneficio. Nos pasa lo mismo leyendo la puesta en marcha de Cor.
La idea detrás de Cor es poner un laboratorio en cada casa. Pero lejos del optimismo que nos invade al hablar del modelo sanitario centrado en el paciente, con Cor se plantean más incertidumbres.
Sí, hablamos una vez mas del disease mongering y de la medicalización de la Salud.
¿Qué es Cor?
Se presenta como un equipo portátil que permitirá mediante espectroscopia infrarroja la determinación de los niveles de colesterol (total, HDL y LDL), triglicéridos, glucosa y fibrinógeno en sangre.
El dispositivo recaudó más de 100000$ en un mes, mediante una campaña de financiación colectiva en Indiegogo, el doble de lo que pedían para ponerlo en marcha. Las primeras unidades de prueba deberían haber llegado este otoño, pero los early adopters tendrá que esperar a 2017 para recibir sus unidades.
De forma oficial se presentan como una herramienta para controlar "indicadores" buscando mejorar la adherencia a estilos de vida saludables, intentando distanciarse de la idea de laboratorio portátil. Sin embargo para el consumidor, es en la práctica un laboratorio casero.
Una herramienta sin evidencia
La crítica fundamental a este dispositivo está en la falta de evidencia y recomendaciones para realizar analíticas de forma tan frecuente como se propone, mucho menos en pacientes sanos. Ellos proponen realizar controles semanales, algo que resulta disparatado.
Las guías americanas recomiendan vigilar el colesterol cada 5 años en hombres sanos mayores de 35 años y en mujeres mayores de 45. Durante el tratamiento, recomiendan un control a las 6-8 semanas de iniciarlo y luego cada 6-12 meses según niveles.
De modo que es absurdo para una persona sana, sin factores de riesgo comprar un Cor que sólo utilizará una vez cada 5 años. Tampoco la periodicidad que requiere el seguimiento de las dislipidemias en pacientes en tratamiento justificaría seguimientos tan estrechos como promulgan.
Además, como bien reconocen en su web, este sistema no te evita tener que pincharte la analítica de laboratorio, ya que no pueden garantizar una fiabilidad de los resultados al mismo nivel.
Todo esto por no hablar de otras variables a tener en cuenta al analizar los niveles de colesterol como la técnica de obtención de la muestra, su aumento en función del ciclo menstrual, durante el embarazo, incluso para los triglicéridos su variación a lo largo del día, etc.
“ Aumentar el pescado en mi dieta con suplementos de vitamina B3 me ha ayudado a mejorar mi colesterol HDL un 15% en una semana.”
Y potencialmente peligrosa
Si tu médico no te saca una analítica cada semana, es porque se deben limitar las técnicas diagnósticas a aquellas de las que podríamos obtener un beneficio, un cambio de actitud.
Pero, para vender suscripciones trimestrales de tiras reactivas no queda bien decir eso. Así que recurrimos a las técnicas de la vieja industria farmacéutica para vender una nueva Sanidad, se muestran en congresos de cardiología, en concursos de innovación y nos rodeamos de colaboradores de renombre para darme postín. No en vano tienen a uno de los antiguos creadores del Apple Watch como líder.
Y así caemos en la charlatanería olvidándonos de la ciencia. Porque para hacer mejor las cosas los usuarios pueden compartir lo que según ellos les ha ayudado a bajar el colesterol como por ejemplo "la vitamina B3", o comer "ajos", o practicar deporte "antes" de una comida [sic].
En fin, proyectos que recogen lo malo de dos mundos, el de la industria tecnológica y el de la publicidad, para tergiversar conceptos que nada tienen que ver con esto como son la eSalud o el paciente empoderado.