No he visto, al menos en nuestro entorno, mucha repercusión de la que creo que es la noticia sobre genética más importante de los últimos años. Y no sólo eso, tal vez sea el golpe más duro a las farmacéuticas en el ámbito de los fármacos personalizados y de la terapia génica. ¿Estoy exagerando?
Por primera vez un juez sienta precedente sobre la propiedad intelectual del genoma humano y aunque haya sido un juez neoyorkino, la sentencia es clara los genes no son patentables. De momento se refiere a una demanda presentada contra Myriad Genetics a raíz del descubrimiento y posterior patentado de los genes BRCA1 y 2 vinculados al cáncer de mama y de ovario. Sin embargo, sin ser todavía una sentencia firme sienta un importante precedente por el que vienen litigando cientos de asociaciones.
El juez entiende lo que cualquiera con dos dedos de frente, humanidad y un poco de sentido común hubiera comprendido; el genoma humano es un bien común y el hecho de descubrirlo no implica que pueda ser patentado, el código sobre el que estamos construidos seguirá siendo abierto. La avaricia no conoce límites, ya se ha iniciado una carrera al más puro estilo de la Guerra Fría para patentar cuanto antes el mayor número posible de genes, con la idea de poder desarrollar en exclusiva fármacos dirigidos a modificar su actividad.
Y es que el 20% de los genes conocidos están protegidos por patentes, casi 2000 licencias de exclusividad que permiten a los poseedores desarrollar pruebas diagnósticas, tratamientos personalizados y test genéticos en forma de monopolio; esto ralentiza la investigación e impide una competencia justa en el mercado.
Para que os hagáis una idea Myriad Genetics es hoy por hoy la única empresa en todo el mundo que puede realizar análisis genéticos sobre BRCA1 y 2, lo que le permite inflar los precios de forma desorbitada haciendo que una prueba de menos de 1000$ cueste 3500$. Un simple estudio como este podría identificar de forma precoz a las mujeres que más se podrían beneficiar de programas de prevención.
Algo similar ocurre con la hepatitis C, los propietarios de la patente del genoma del virus causante piden millones a los investigadores que quieran hacer uso de su información, es por ello que muchos de estos científicos derivan su trabajo hacia enfermedades que requieren menos recursos económicos para poder ser investigadas. Y así también con la gripe, la hemofilia y hasta 20 enfermedades más.
En concreto el juez ha sido firme en el sentido de que "la purificación de un producto natural, sin más, no puede transformarse en una patente. Y como el ADN aislado no es diferente del ADN en estado natural, no es patentable”. Esto no modifica el hecho de que las compañías puedan patentar los test o los fármacos específicos que hayan inventado, sólo aplica la visión del Science Commons.
El espíritu de la ciencia colectiva aumenta las posibilidades que tenemos de mejorar la humanidad, estaría bien que comenzáramos a pensar más allá de nuestro propio beneficio; pensar como especie, como unidad biológica. Eliminando barreras innecesarias como la patente de pedazos de nosotros mismos lograremos un progreso científico rápido y ético.
Parece mentira que exista tantas ganas de aprovecharse por parte de algunos. Como bien dices solamente con algo de sentido común se arreglarían estas cosas, pero aun así hay que dar las gracias porque haya tocado con un juez con algo de ese sentido común
ResponderEliminarLo que ha quedado en evidencia con este juicio y con su difusión es el escaso interés por parte de los medios de comunicación tradicionales en tratar según qué temas cuando implican a grandes empresas. Que en en los medios de información lo último que importa es la información es algo que cada día parece más evidente. Mientras he visto no menos de una decena de "noticias" sobre las torrijas, no he visto ni una sola mención a un tema tan serio como este en los telediarios.
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