Los editores de la revista PLOS Medicine han aprovechado su espacio en el número de octubre para revindicar una vez más la transparencia y apelar a la responsabilidad social. Un editorial plagado de críticas al sistema tradicional de publicación científica y a los efectos de las presiones por publicar.
En la era de la información global, con más y más herramientas disponibles para diseminar información sanitaria, las revistas médicas todavía ocupan una posición única de influencia como fuentes fiables de información —claramente diferentes de la gran mayoría de información médica producida y diseminada a diario.
Pero esta influencia viene asociada a un conjunto único de responsabilidades. Se espera que las revistas médicas sean árbitros imparciales de la investigación que se les presenta. Pese a ello, las presiones sobre las revistas para publicar artículos ha aumentado año tras año así como las retribuciones a los autores, sus instituciones, y los patrocinadores del trabajo por aumentar la publicación. Conscientes de estas presiones externas, las revistas esperan ahora acertadamente que los autores consideren y declaren todas las potenciales fuentes de conflicto. Tal vez peor comprendido, o en todo caso discutido, es el hecho de que las propias revistas también experimentan presiones—para ser rentables, o al menos auto-suficientes y así sobrevivir; y para mantener e incluso potenciar la reputación de la revista entre las comunidades de autores, lectores y otras revistas.
Internet ha impulsado una revolución intelectual en la difusión de información médica. Las revistas han sido hasta ahora aceptadas como una de las fuentes más fiables de información. Está claro, sin embargo, que para mantener esa confianza, revistas y editores necesitan seguir examinando todas las presiones que puedan surgir en la publicación y poner en marcha procedimientos robustos, transparentes para el manejo de todos los posibles conflictos que puedan surgir, ya sean los de los autores, editores, o las propias revistas.
Podemos discutir largo y tendido sobre varios puntos dentro de la editorial y en el modelo de funcionamiento de las revistas PLOS, sin embargo denunciar este tipo de tráfico de influencias y cohecho científico (además de económico) resulta fundamental. El sesgo de publicación impide que miles de artículos con resultados poco favorables para determinados intereses aparezcan en las bases de datos de buscadores tan importantes como el de PubMed.
En consecuencia, se estima que hasta un 8% de los artículos publicados tienen escritores fantasma y que la industria farmacéutica influye directamente sobre la publicación de un número significativo de artículos en revistas de gran impacto.
Podéis leer el artículo completo en: The PLoS Medicine Editors (2010) Increased Responsibility and Transparency in an Era of Increased Visibility. PLoS Med 7(10): e1000364. doi:10.1371/journal.pmed.1000364
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